Biados - Orus

A las 06:00 levantado y a las 06:30 comienzo a andar rápidamente con la mente en la pala de nieve con la esperanza de cruzarla helada. A diferencia del día anterior la pala la cruzaba de O a E por lo que no le daba el sol (al collado del día anterior, antes de las 07:00 ya le pegaba el sol a saco).

El Chuncal
El Chuncal

Conforme llegaba al collado, se me hacía un nudo en el estómago ya que lo que desde lejos parecía una pala helada con un desnivel insalvable, se confirmaba de cerca. Cual fue mi sorpresa que a 5 minutos de llegar, veo como la bajaban en formación un grupo de personas, los reconocí enseguida, eran los militares. Si ellos la habían podido bajar, yo la podría subir, eso me dio todos los ánimos que necesitaba en esos momentos.

Militares en la pala
Militares en la pala

Al llegar al inicio, mientras me preparaba para subirla equipándome (crampones, piolet y casco) iban llegando y la verdad es que reconocí a gran numero de ellos, varios de los cuales me felicitaron por donde había llegado solo y por donde pretendía llegar, quitándose uno de ellos el escudo del hombro para regalármelo (E.M.M.O.E. Curso de montaña).

Inicie la ascensión y fue algo asfixiante, no encontraba mi ritmo, cuando llevaba menos de la mitad, tenia que parar cada 8 o 10 pasos, pero al final conseguí superarla. Al llegar al collado “2.900m y pico” (2.970), tenía a mi alcance varios tres miles, pero decidí no subirlos. Intente llamar a la mujer y a Alberto, pero seguía sin cobertura, (llevaba ya tres días incomunicado), no obstante yo sabia que en la cabaña de Llardeneta si había.

Tras cruzar el collado reconocí el valle y el ibón, en este lado la nieve era primavera cuando yo llegue, por lo que me quité los crampones, me puse las polainas y con mucho cuidado comencé el difícil descenso, “hacía mucho calor”. Cruce el ibon de Lardeneta, siguiendo las marcas (por la derecha, aunque yo sabía que ese no era el camino) y me dirigí a la cabaña en compañía de una pareja que bajaba del Posets. Llegue a mi desvío y al llegar a la cabaña, Alberto me dice que han suspendido la salida ya que el tiempo daba malo.

Cabaña Llardeneta
Cabaña Llardeneta

Lo que mas me molesto es que podría haber estado en el Orus para volverme a casa y aun estaba en la cabaña, aunque nadie tenía la culpa.

 

Me comí un bote de fabada y en recto por la senda al Orus (1h de constante peligro extremo, con continuos destrepes y cruce de dos peligrosos barrancos) y de ahí al coche (1,5h mas), a las 23:00 llegue a casa, con comida para tres días mas, la cual estuve paseando por Pirineos.

Volvería a hacerlo.